Miedo a la igualdad 2. (¿Es posible la igualdad de resultados?)

Los que seguís las entradas del blog sabéis que desde hace unos meses comencé una indagación alrededor de la vivencia y la experiencia del miedo, sobre como el miedo es utilizado por el poder para manejar a las masas.

Pensando en todo ello voy llegando, entre otras, a una conclusión que quiero destacar en esta entrada. Una de las características del miedo que estamos viviendo es su origen cultural. Hay una parte de los miedos que vivimos que no tienen una causa clara en un peligro, o en un riesgo, son miedos provocados ideológicamente. Entiendo que los movimientos neoliberal y neoconservador han hecho muy bien sus deberes durante estos últimos 30 años y han ido ocupando cada vez más espacio ideológicos. Una de las características que creo clave de la forma en que van ganando espacios es que han establecido en el fondo del pensamiento occidental el miedo a la igualdad.

Hace unas semanas publiqué una entrada sobre el miedo a la igualdad (ver aquí). En la misma sugería que la ética de los privilegios (y de los privilegiados) se basa necesariamente en hacernos compartir colectivamente el miedo a la igualdad.

Y lo cierto es que la igualdad como concepto va desapareciendo de los discursos políticos. Da miedo utilizar el término y, a menudo, se prefiere el término equidad (que es un sinónimo casi perfecto de acuerdo con las definiciones de la RAE), o se le reduce, casi como una sinécdoque, a las políticas de igualdad de género (que con ser muy importantes, imprescindibles, no agotan uno de los valores fundamentales de la Modernidad).

Y cuando se le ponen adjetivos al asunto definitivamente nos equivocamos (yo me incluyo) Y hablamos de igualdad de oportunidades y no de igualdad de resultados. Parece que da miedo hablar de igualdad de resultados y, sin embargo, nos debería dar miedo hablar de igualdad de oportunidades.

El problema del concepto de igualdad de oportunidades es que resulta muy manipulable. Habla de ella todo el mundo pero no todos están diciendo lo mismo. En el concepto puramente neoliberal hay igualdad de oportunidades en el momento en que hay una igualdad formal. Quiere decirse que todos los ciudadanos son iguales si todos pueden acceder a un derecho formalmente. En el ámbito escolar habría igualdad de oportunidades si todos los niños tienen derecho a ir a la escuela. Si lo tienen ya son iguales (sin embargo sabemos que no es así).

Utilizo un pequeña historia para intentar visualizar de qué estamos hablando. Es la siguiente: Vais con vuestro hijo/a a una fiesta de cumpleaños de un amiguito/a. Los padres del niño/a han decidido repartir la tarta de acuerdo a un juego al que han llamado: "Por un reparto más justo de la tarta.  Reparto de la tarta con igualdad de oportunidades". Y consiste en que ponen a todos los niños/as en una fila y se coloca la tarta de cumpleaños al otro lado de la sala a un distancia de unos 400 metros, todos a la misma distancia de la tarta. A la de tres todos deben salir corriendo hacia la tarta y cada uno se queda con tanta tarta como pueda coger. Me temo que no llevaríamos a nuestros hijos/as a una fiesta así (bueno si estás dispuesto o me lo tengo que mirar yo o te lo tienes que mirar tu). Pues bien, así funciona buena parte del mundo en el que estamos viviendo. Bueno, de hecho algunos están a un metro de la tarta mientras los demás estamos a cuatrocientos (son los privilegiados, los ricos, ese exiguo porcentaje de población que se pone el mundo por montera. Y estamos viviendo en él para todo. La lástima es que lo más que llegamos a reivindicar en muchas ocasiones es que esos partan en la carrera de la línea de salida. Sencillamente creo que no es suficiente. Nos estamos engañando.

Y viene al hilo esta reflexión a que he encontrado un libro formidable y al que le dedicaré la próxima entrada. El único inconveniente es que está en inglés y yo lo he comprado en una librería norteamericana por internet (no digo el nombre por no hacer propaganda). Se titula Finnish Lessons. What can the world learn from educational change in Finland. (lecciones finlandesas. ¿Qué puede el mundo aprender del cambio educativo en Finlandia?) Escrito por Pasi Sahlberg. (el inglés utilizado es bastante accesible y todo es cuestión de atreverse)

El libro habla del sistema educativo finlandés que se encuentra, a juzgar por los resultados del informe PISA, entre otros, entre los mejores del mundo desde que se comenzó a comparar el rendimiento de los escolares y, por lo tanto de sus sistemas.

Es un libro impresionante y sorprendente por la gran cantidad de paradojas aparentes que plantea y sobre las que trabajan. Pero a lo que viene esta referencia en esta entrada es a que hablan sin ningún tipo de problema, sin recato, sin complejos, de igualdad de resultados. Una de las claves del sistema educativo finlandés y de su éxito es que se plantean (con una cantidad de medidas razonables impresionantes) que todos lo niños pueden y deben llegar a un nivel educativo muy elevado. Y lo consiguen. Y lo hacen no desde los valores de la competitividad, el benchmarking, etc. Si no desde la confianza absoluta en la capacidad de sus enseñantes a los que se permite elaborar los currícula y adaptarlos continuamente a las necesidades individuales de sus alumnos/as y en los niños/as que tienen la capacidad de alcanzar determinados niveles si apostamos y nos dedicamos a ello. (muchas más cosas claro pero valga esta de botón de muestra)

En la próxima entrada más sobre el sistema educativo finlandés. Se que parece raro, al menos a los de los servicios sociales con los que lo he comentado, aunque saben que leo cosas "raras", esta les ha parecido ya estrambótica y sin embargo es muy inspiradora.

Comentarios

  1. La lectura de tu blog me ha hecho sacar de mis estanterias algunos libros que todavia no he leido como " Lo pequeño es hermoso" de E.F. Schumacher que según reza en la contraportada es un alegato contra una sociedad distorsionada por el culto al crecimiento económico (prometo leerlo), y leer otros como "Perder el miedo al miedo" de Luis Muiño.
    En este último, el autor dice cosas como:
    " ... necesitamos personas dispuestas a viajar en dirección a sus miedos y a descubrir que muchos de ellos son temores inculcados por personas interesadas."
    "...necesitamos personas que recopilen hechos, los analicen y disfruten buscando hipótesis alternativas a las obvias, es decir, a las que les proponen los traficantes de miedo. En definitiva, individuos que no le tengan miedo al miedo."
    Gracias por ser una de ellas Joaquín. Gracias por hacerme pensar y sentir con tu blog. ANA CORONA.

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    1. Curiosamente yo también tengo en la estantería y sin leer "Lo pequeño es hermoso" pero es que encuentro tantas cosas interesantes que no llego a todas. Y gracias, Ana, por expresar tu opinión que me anima a continuar leyendo, pensando y escribiendo.

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  2. Es curioso Joaquín, mira tú que el cuarto eje del programa del PSOE para las andaluzas lleva por título: El valor del lo público, garantía de equidad y seguridad...

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  3. Le estoy dando vueltas a ese tema, pero todavía no tengo claras las conclusiones. De momento estoy haciendo como los gatos con los ratones, dandole toques al tema para marearlo y ver por donde le hinco el diente.

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