Intentando que el verano sea verano

No se si está bien o no, en realidad me da lo mismo. Es verano, agosto, y me niego a que ningún ---------- (rellena la línea de puntos a tu gusto) me amargue el mes del reposo por excelencia. Así que ¡A veranear.!

En este contexto anímico me estoy dedicando a leer alguno de esos libros que pueblan la lista de pendientes, la cola de lectura. Y en estas he dado con un gran libro. En la orilla, de Rafael Chirbes, un retrato de esta España de la crisis. La literatura llega antes al análisis del alma humana que las diferentes ciencias que nos analizan y destripan. Los poetas y escritores tienen la extraña habilidad de dar en la tecla por adelantado y de conseguir que las fotografías que nos sacan queden con más fuerza en la memoria de las generaciones que les suceden. Probablemente los chicos y chicas de dentro de varios decenios estudien esta época de desnortamiento leyendo este texto (si Wert no consigue cargarse antes el sistema educativo). Chirbes consigue expresar, con un lenguaje rico, todos esos secretos que pueblan nuestras ambiciones más escondidas.

Me lo recomendó Paco Goyanes, de Cálamo, le hice caso y acerté/ó, al menos desde mi punto de vista. Cabe advertir, por si a algunos estas líneas os impulsan a la lectura, que no es un libro fácil. Es complejo, como la vida misma. A veces cuesta orientarse cuando lo lees, pero en este caso, al menos yo, he tenido necesidad de seguir leyéndolo. Es literatura de la buena, de esa que cada vez leemos menos.

También me he dedicado a ir al cine. Y en esas destaca otra película/libro: Hannah Arendt.

La película fue estrenada hace ya unas semanas. El film refleja el momento de la biografía de la pensadora alemana en el que escribe uno de sus libros más influyentes, aunque no el único. Eichman en Jerusalén. Un libro que leí hace dos o tres años porque el nombre de Arendt aparecía cada vez con más frecuencia en muchos otros textos que caían en mis manos. Si tanto iba el cántaro a la fuente había que romperlo abriendo las páginas e intentando desentrañar porque tanta cita y alabanza. 

En este caso el libro supera con mucha a la película, no es que la película se base en el libro, ni mucho menos, son cosas distintas, pero el libro es uno de los que más me ha influido en los últimos años,  por eso le tengo predilección, por eso fui a ver la película y quizá por eso, aunque me interesó, no me acabó de convencer (lo cual no quiere decir que no resulte interesante verla). La película destaca en cuanto retrata cómo unas ideas y valoraciones novedosas sobre los acontecimientos alrededor del holocausto, fueron recibidas con lugares comunes, con rechazo, con una cerrazón profunda. En este contexto la autora se enroca en lo que su pensamiento le ordena sin dejarse sobornar, pese a perder amigos de muchos años, pese al vacío social al que se ve sometida. Sus tesis son hoy poco cuestionadas, forman parte de nuestra interpretación de la vida y de la historia. Este punto debería hacernos reflexionar sobre nuestra reacción ante las valoraciones y opiniones que se salen de lo canónico y que rechazamos rápidamente, sin valorarlo, sin leerlo, sin darle la oportunidad de intentar entenderlo. 

El libro por otro lado tiene la capacidad de generar y responder, enormes interrogantes sobre el siglo XX occidental, el tiempo que nos alimenta a todos los que estamos leyendo estas líneas. Eichman en Jerusalén, puede ayudarnos a entender lo que nos está pasando ahora mismo en torno a muchos otros problemas. El libro es una reflexión filosófica y ética sobre el holocausto, sobre la participación activa y pasiva de tantos millones de personas, de los agresores y de las propias víctimas. Uno de esos libros de referencia que, si se puede, merece la pena leer (aunque tampoco sea un libro de lectura rápida y fácil)

¡Vaya! vaya dos comentarios me han salido, para estar de vacaciones... 

Supongo que necesitaba vacaciones de estupidez humana, esa que se gastan los que nos llevan al desastre, y necesitaba entender lo que nos sucede desde otros puntos de vista. Es otra forma de relajarse. 


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