Política, estrategia, explotación y libertad

No se puede escribir en el agua. La sociedad líquida en la que estamos sumergidos rehuye los relatos explicativos de la realidad, no se deja escribir, no concibe una concepción. Quizá por eso la dificultad para afrontar su transformación, la realidad se conforma con las formas que les da el molde exterior que las contiene pero el agua, el medio ambiente en el que vivimos, las estructuras socioeconómicas que son nuestro medio ambiente, quedan como algo intransformable. El final de la historia, el final de los tiempos, el final de los relatos. 

Me resisto a dejar sin más el contenido del libro de Byung-Chul Han que reseñaba en la entrada anterior. Me decido a abordar algunos elementos que resultan llamativos. Ya advertía que los planteamientos de La sociedad de la transparencia resultan chocantes porque, de alguna, manera se nos aparecen como contraintuitivos. En la sociedad en la que vivimos la transparencia aparece como un valor absoluto. No me había dado cuenta hasta que no me he leído el libro. Sin embargo el análisis de Byung-Chul desmonta esta propuesta y sugiere que sólo lo no transparente, lo escondido, lo oculto, lo secreto, lo que se debe desvelar y revelar permite la rebelión, el cambio, la transformación, Quizá y de ahí nuestra desazón y nuestro no saber dónde estamos.

Pero analicemos algo más concreto, algo que tiene que ver con un punto de vista que llevo manteniendo hace un tiempo, el que plantea la necesidad de revalorizar la polítca porque esta es la única que es capaz de desenvolverse, en el ámbito de la construcción de los espacios de convivencia comunes, en el terreno de lo estratégico, frente al ámbito de lo técnico que es exclusivamente paramétrico (en ese terreno de la determinación de lo que es conveniente a la organización de la convivencia).

Pues bien. Byung-Chul viene a señalar en su capítulo dedicado a la sociedad de la evidencia, que la sociedad de la transparencia pretende eliminar toda relación asimétrica en la sociedad y las relaciones de poder lo son. Os copio, con algunos saltos, el contenido de una página que me ha hecho pensar bastante.

  • "El poder no es diabólico en sí mismo. En muchos casos es productivo y generador. Genera un espacio de libertad y juego para la configuración política de la sociedad...Cuanto más libres son los hombres en su relación recíproca, tanto mayor es su placer por determinar la conducta de los otros. El placer es tanto mayor cuanto más abierto es el juego, cuanto más variados son los tipos de juego en los que se dirige la conducta de los otros. Los juegos estratégicos implican en gran medida falta de transparencia y carácter incalculable. También el poder es un juego estratégico; juega en un espacio abierto: "poder significa: juegos estratégicos. Sabemos muy bien que el poder no es el mal. Tomen ustedes, por ejemplo, las relaciones sexuales o amorosas: ejercer poder sobre los otros es una especie de juego estratégico, donde las cosas pueden invertirse, no tiene nada de malo, eso es parte del amor, de la pasión, del placer sexual"
El empeño de la sociedad actual es que todo sea visible, todo sea transparente Todo aparece en las redes, todo es  público, todo es utilizable socialmente. No hay privacidad, no hay secretos, no hay máscara posible.

Paradójicamente esa sociedad de la transparencia, esa sociedad de la evidencia, esa sociedad desvelada es una sociedad del control. En este mundo la confianza no es posible porque la confianza necesita la existencia de un terreno entre el saber y el no saber. La sociedad de la transparencia es una sociedad de la sospecha y de la desconfianza y sigue exactamente la lógica de la sociedad del rendimiento. El sujeto en esta sociedad, sometido a la transparencia absoluta, es su propio señor y empresario. Desaparece la visibilidad de la instancia dominadora, ahora es el propio sujeto el que se explota a sí mismo. El sujeto del rendimiento se somete a la coacción libre. De esa forma seguimos sintiéndonos libres siendo profundamente esclavos y siervos de un dominio que no se ve porque nos lo autoimponemos. En la sociedad transparente no es posible una comunidad, es un sociedad de acumulación de individuos aislados, como mucho de egos que persiguen un interés común. Y encima la vigilancia, el control, no se realiza como un ataque a la libertad, sino que cada uno se entrega voluntariamente, la libertad se convierte en control.

Se que son propuestas muy abstractas, quizá desconcertantes, que no sabemos muy bien donde atar. Quizá por eso su poder de sugerencia, de llamada de atención al pensamiento para que trabaje y se replantee lo vivido. Puede ser abstracto, inconcreto, tedioso, complicado, pero posiblemente, en esos ámbitos a los que nos sentimos tan ajenos se encuentre algo que no se ve a simple vista. Salir de la liquidez tiene estas cosas, que lo sólido es más duro de masticar.


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